lunes, septiembre 15, 2008

Días

Nietzsche no habría insistido tanto si hubiera sabido que el posterior descubrimiento freudiando del psicoanálisis, echaría por tierra cualquier intento de zafar de esas secuelas provocadas por traumas a la corteza cerebral, como preludió Walter Benjamin. A mí no me dan tregua, me boicotean esta mañana soleada de primavera, me impelen a cometer errores pasados, a sentir y a pensar como antes, así, presa de mis heridas. Pero se aprende, menos mal, cicatrizan a fuerza de estar expuestas. Recurro a la psicología positivista contemporánea y dejo que el absoluto presente, desarraigado de mí, me inunde como viento. Después de todo no hay nada más importante que ahora.

lunes, septiembre 08, 2008

Bergson Hoy

El papá de un compañero de trabajo murió el viernes pasado en la mañana, en la tarde lo acompañamos en el velorio, el sábado fuimos al funeral y hoy lunes está trabajando desde las nueve de la mañana como siempre. Sigamos en lo que estábamos que este mundo es de los vivos y no hay tiempo que perder, un minuto de silencio para respetar un duelo que sabemos puede durar años. Se espera que siga igual de eficiente aunque para eso deberá hacer esfuerzos como desviar cualquier pensamiento doloroso y orientarse a crear estrategias de mercado. La competencia es despiadada y al menor descuido gana terreno o se pierden grandes o pequeñas, oportunidades. No se estila una delicadeza como: “tómate la semana con goce de sueldo por favor, sabemos por lo que estás pasando”. Al contrario, el que hoy esté aquí es valorado, significa que tiene la camiseta puesta y un ejemplar espíritu empresarial japonés.

Pienso en la filosofía bergsoniana que propone que mientras sorprendamos a las personas en fabulación flagrante avanzamos, creamos pueblo. Significa que el concepto de sorprender es mucho más atractivo que el de la fabulación misma. Es decir, sorprenderse de la originalidad, la propia, la de otros. Lo que sale de lo predecible es lo que crea identidad y un pueblo no existe sin identidad. Es en ésa invención permanente que el tiempo, el transcurso, el devenir se conforma, es así como existimos. El punto es qué creamos, qué es lo que nuestras mentes fundan minuto a minuto, o es que estamos sujetos a una dominación hegemónica, a un determinado número de alternativas que no alcanzamos a comprender y nos entregamos a ellas sin cuestionarlo. Porque si es así, paramos de crear, somos llevados por hilos imperceptibles que no son nuestros, dominados por una religión que hoy se llama economía de mercado.

Hoy mismo diría que estoy profundamente sorprendida que mi amigo haya venido a trabajar, esto puede generar un texto como este, repudio social, un malestar intrascendente o una revolución social. O, y esta es la mayoría, admiración por la fortaleza, la entereza y el sentido del deber. Me pregunto si es esta la identidad que queremos, o que quiero; chilenos trabajólicos, perdidos y sin alma.

lunes, septiembre 01, 2008

Fallo Fotográfico Digital.

La verdad no salta a la vista. Nuestras acciones se visualizan a milímetros de (des)ventaja. Amor al prójimo es una frase fuera de contexto, las obras de cada día quedan supeditadas a fallo científico, mediciones microscópicas. El veredicto es milimétrico, ganas o pierdes por diferencias inadvertidas, pero significativas ya que fueron medidas. La tecnología es directamente proporcional a la complejidad de los valores sociales imperantes, es el paradigma que sostiene la movilidad. No somos simples.

La presión por mantenerse en esa línea requiere de tensión extrema, constante, no se permiten segundos de desconcentración, al más mínimo descarrilamiento, pierdes. Al menor descuido, otro está en tu sitio y, daría igual, si no fuera porque de eso dependen situaciones trascendentales. Llevamos una vida condicionada a permanecer en el ranking.

El ganador tampoco es el tigre con más rayas, sino el tigre que, teniendo todas las rayas, gana bajo el ojo de la lupa nuclear. La tecnología valórica aporta el hábito de indagar para establecer el ganador social. Eso es lo importante. Lo demás, todo lo demás, no se tasa. Los gráficos muestran sólo lo relevante, lo único que parece verdaderamente excitante; esa línea roja ascendente, ese momentum en el que se está a micromilímetros sobre otro, ganando.

En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.