domingo, agosto 24, 2008

Momento

Comemos obscenidad y sustituimos la belleza por lujo. Hemos construido un páramo para nuestros hijos. Desarmar el andamiaje de la enajenación, aunque estemos atrasados es una posibilidad. Ir despacio, porque el daño es vertical. Rescatar la belleza, como un niño que mira un dulce, antes de echárselo a la boca. ...

En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.