viernes, noviembre 27, 2009

La Política de los Artistas.

No es lo mismo pensar desde la productividad que pensar desde la sensibilidad, estas dos disciplinas se enfrentan anulándose en un punto inexorable. No es casualidad que la gran mayoría de los artistas sean de izquierda y no discutiremos el punto que en este país, estamos marcados en esa dicotomía sin que podamos liberarnos aún. La llevamos en las venas, la respiramos, nacimos y nos criamos en ella, como mucho podemos llegar a ser disidentes. Yo me crié rodeada por la derecha; mi madre novia del fundador del partido nacional, mi padre admirador de Hitler, mis abuelos latifundistas en el sur. Respiré la derecha desde la cuna y lo que me sorprende es que desde que tengo uso de razón, mis ideas son inequívocamente de izquierda. Mi beta artística ha sido incorruptible, mi lado humanista jamás tuvo dudas de lo incompatible que es ser de derecha y tener sensibilidad, aunque los adinerados simpatizantes de la derecha compren obras de arte, lo harán siempre por motivos de acopio o acaparamiento, demostración de poder, imagen, superioridad, estatus, elitismo estético. Los de derecha dividen, separan y los verdaderos artistas unen, integran. El arte para los de izquierda es democrático. Para los de derecha se trata de una sensibilidad productiva y exitosa.
Estas elecciones ha sido evidente el equívoco. Los que parecen y se mueven como si fueran de izquierda; compradores compulsivos de obras de arte, amigos de pintores, asiduos asistentes a obras de teatro en el centro Mori del Parque Arauco, dueños de galerías, inversionistas de arte. Personas que parecen haber internalizado, como un hobby, de pronto cultural, esta modalidad en las conversaciones sociales, pero que no entienden de qué se trata porque el arte es una forma de vida más allá de adquirir el museo o el artista con taller y todo.
Hasta ahora se respiraba cierta armonía, estaban siendo parte del paisaje, por un momento histórico esta vieja dicotomía se hacía invisible en el contexto del arte. Pero a medida que se acerca la fecha electoral, los simpatizantes de la derecha comienzan a revelar sus opciones. Es entonces cuando algunos personajes se caen del precipicio sin posibilidad de salvación. De aquí en adelante me costará ver una película con Luciano Cruz Coque y menos leer algo de Rosasco (tampoco antes).
Creo que los artistas que apoyan a la derecha deberían replantearse el oficio. No es lo mismo escribir para escalar los peldaños de la ardua carrera literaria o pintar para la galería de la esquina de la casa, que ser un artista atravesado por su sensibilidad, sin contemplaciones, que siente que el arte es su modus vivendi y no lo separa de su alma porque no puede. El arte es un acto democrático de expansión de sentido y no de constricción. Por eso, jamás existieron artistas que apoyaran la dictadura militar y jamás un artista podrá ser de derecha.


lunes, noviembre 09, 2009

Alas de Mariposa

El presidenciable más mediático de todos, tiene convencidos a los que dicen que viven con los pies en la tierra con un par de frases. Les habla con cifras, promesas de seguridad, de abundancia, de control y caen rendidos. No hay pensamiento, mucho menos inteligencia. Dos más dos, son cuatro y eso el presidenciable, lo maneja bien. La derecha jamás ha tenido horizonte y eso, todos lo sabemos.

En la mañana lo vi en la tele, con micrófono en mano mientras hablaba, se mecía de izquierda a derecha pronunciando sus frases de impulso, como niño que repasa el dictado que no puede memorizar. Prometía un cambio y un gobierno comprometido con los pobres. El modelo económico no contabiliza a los pobres a no ser que sea a través de la caridad, o como panfleto electoral, que no son técnicamente actitudes de voluntad política.

Las frases que el presidenciable repite cada vez que puede, cualquiera podría decirlas y quedaría bien plantado a los ojos de los entusiastas pro cambio que creen que piensan el mundo, pero si lo intentan -como primer estadio- traen a la memoria un poema infantil.

El punto es: hoy el mundo es complejo y sutil, vertiginoso y alambicado, expansivo y sofisticado. Hay mucho que integrar. Por primera vez dos más dos da un resultado cuántico: vivimos el tsunami creado por el batir de las alas de una mariposa. La lección podría ser: conciencia, pero no alcanzamos a darnos cuenta que la fórmula de dos toneladas transportando apenas a cincuenta y dos kilos en nuestras flamantes carreteras, se repite al infinito. Eso a mi modo de ver es una crisálida a punto de reventar. Y ya un violento revoloteo es que unos pocos se repartan la torta y que millones lleguen tarde a todo.

¿Qué exigimos del cerebro de alguien que en teoría nos representa para tomar decisiones políticas importantes? ¿Nos conformaríamos con sofismas de seguridad ciudadana o por el contrario exigimos seriedad?¿Nos tranquilizaría la promesa del cierre de la puerta giratoria en los tribunales o reivindicamos nuestra decencia exigiendo reflexión y postura frente al robo legal de los bancos o del Estado con subsidios de viviendas sobrevaloradas? ¿Cómo internaliza nuestro cerebro las espurias rencillas de comunicadores que subestiman la inteligencia?

A la hora de justificar discursos, eres un número que engrosa fundamentos. Estás activamente involucrado.

Qué pensamos de la perorata simplista de alguien que le habla a las masas, que rebaja el derecho a la belleza con sus fotos en formatos gigantes que impiden ver la cordillera, que succiona la energía de los medios de comunicación con vacíos irreparables y niega los verdaderos focos de conciencia con el desparpajo y prepotencia de un mediocre que jamás vería mariposas batir alas frenéticamente, frente a sus narices.

Les propongo ver a través del agua, pararse en la torre de control, arrojarlos a todos sobre una mesa de luz y descifrar, sin antipatías personales, qué están diciendo y para qué, los que van por el poder.

En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.