lunes, septiembre 15, 2008

Días

Nietzsche no habría insistido tanto si hubiera sabido que el posterior descubrimiento freudiando del psicoanálisis, echaría por tierra cualquier intento de zafar de esas secuelas provocadas por traumas a la corteza cerebral, como preludió Walter Benjamin. A mí no me dan tregua, me boicotean esta mañana soleada de primavera, me impelen a cometer errores pasados, a sentir y a pensar como antes, así, presa de mis heridas. Pero se aprende, menos mal, cicatrizan a fuerza de estar expuestas. Recurro a la psicología positivista contemporánea y dejo que el absoluto presente, desarraigado de mí, me inunde como viento. Después de todo no hay nada más importante que ahora.

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En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.