miércoles, marzo 18, 2009

NO VOTAR

Cuando nos integramos a un grupo asumimos todas sus reglas, todas sus ideas, todas sus condiciones. Esto facilita el trabajo de pensar, nos dan la pega hecha y se nos pide defenderlas si se da el caso. Dormimos tranquilos porque formamos parte de una sólida democracia. Pero, ¿hemos sacado conclusiones, nuestras propias conclusiones?

Al pertenecer a un grupo, que por ser grupo tiene pensamiento establecido, comenzamos a ser mudos testigos de la disputa eterna entre sus irreflexivos defensores. Perdemos el derecho a no estar de acuerdo. Nos amputamos el derecho a ser original. Perdemos la voz.

No es raro darse cuenta que estos grupos no nos representan, y no se trata de instaurar la anarquía, pero las voces disidentes, son extinguidas cuando se separan del grupo de poder. Es el caso de debates sobre el aborto, la eutanasia, la pena de muerte, el urbanismo fascista, por nombrar algunos.

Alguien dijo que si se hicieran más plebiscitos nos llevaríamos muchas sorpresas. ¡De acuerdo! escucharíamos esas opiniones alejadas de las que se discuten entre políticos y católicos, porque sólo se establecen controversias entre estos grupos, exactamente igual que en la edad media.

Si estableciéramos nuevamente el derecho a no estar de acuerdo, no sancionaríamos a quien piensa diferente. Habría mutaciones creativas, cuánticas, espacios para el arte, para lo original. El pensamiento que se establece fuera de un grupo, no responde a ideas predeterminadas, es real, humano, desinteresado, más verdadero. Es de cada uno. Se extrae de la profunda experiencia y no de la pertenencia. Así se respetaría al otro por ser justamente otro y no grupo.

Qué proponen los partidos, qué aportan que no sea la oscura carrera al poder y la plata, por medio del canibalismo. Se extinguió el altruismo. Hoy con horror vemos esa corrida inmoral. Y no es extraño ver que el presidente del Senado, ayer estaba en el grupo de los que torturaba. No se está escogiendo a la persona, sino al grupo al que pertenece. Sin pasado, ni moral.

Hoy, como ayer, hay tres grupos generadores de, supuestamente, pensamiento: derecha, izquierda, iglesia. Si no estás en alguno de ellos, no tienes voz. Tu voto no va a ninguna parte.

Yo, he decidido engrosar un número, el número de los que no están en ningún grupo. Ser la voz de la no voz, siendo silencio.


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En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.