lunes, marzo 30, 2009

Tontos no pesados

Empoderado arriba del auto, con la música a concho, desapegado, haciéndose cargo de nada, feliz, volptuosamente satisfecho planeando, viendo el tiempo como un suceso tras otro, sin problemas. Surfeando la realidad sin nada que le corte el vuelo. Amable, sensato cívico y lleno de vitalidad. Contemporáneo, enterado. Sin tiempo para una junta, una película buena o un libro. Un virtual familiar que existe en su realidad. Le gustan los pisos altos, abre maparas de vidrio y sigue soñando que quiere ése pedazo de la torta, todos los pedazos mejor. Pasa de largo, va como avión. Como no tiene tiempo no lo pierde, da pasos marciales y jamás duda. Antes de haber llegado, está ahí, sus valores son cabales y no se hace preguntas.
Se detiene a ver televisión, noticias o programas de radio que analizan venta de acciones, valor del IPSA, el petróleo que no para de subir, la estafa política. El murmullo sinfín del que todos hablan lo entiende en profundidad. Tiene teorías, posturas y soluciones. Una linda familia, lee el diario y hace deporte. Lo respetan. Exuda seguridad. Cambia el auto cada dos años, pasa las vacaciones en el lago, se conecta al motor de la lancha, a la máquina digital, al aperitivo y a quien lo entreviste. A los cinco días ni el lago ni la pesca reportan. No quiere dejar botado el negocio. Nada como ocuparse. Se pega al celular que no para de sonar y capta el paisaje en la digital, lo quiere coleccionar en la cajita, sin olores. Se siente nervioso de estar relajado. Su familia está igual que siempre. Extraña la velocidad. Inventa un negocio con el vecino, sale fácil y ganando. Valieron la pena las vacaciones.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal

En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.