lunes, octubre 19, 2009

La belleza de todas partes.

Los desbordados lo saben. No hay parámetros ni paradigmas. Sí quienes la revelan, la plasman y hacen su tiempo y el de otros, sublime. A ellos los reconozco casi siempre. Son los que trasfieren, resaltan y generosamente comparten hallazgos sutiles, pero inspiradores. A los que se les nota, justo en el encuentro de sus cejas, que la alimentan y la nutren. Son los que remecen de simpleza y respiran con el acento puesto en ella. Son los que están repletos de humanidad. Los que viven arrojados -como el dasein de Heidegger- y son-ahí. Los que no retornan, los que la sienten inmanente en sus expresiones. Los que no llegan, los agradecidos en abundancia y austeridad. Los que saben ser parte y no todo. A esos que les brilla algo que no sabemos clasificar. Los que cantan fuerte y en silencio. Los que no enganchan con las noticias de última hora, mucho menos con el movimiento bursátil.

En este instante; un ruidito, un perfil, aroma a pasto y tierra, un teorema, el sabor de un beso.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

... aquellos que siendo cordillera ven los copos de nieve en los demás! La afinación del oído es más crítica que la de la cuerda vibrante.

12:58 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal

En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.