lunes, agosto 07, 2006

With no direction home

Sólo para enamorados de Dylan.
Tres horas y media, las más cortas del cine, dura el documental que Martín Scorsese –otro amante de Dylan- estrenó en noviembre pasado en Estados Unidos. Estoy segura que los amantes de Bobby pueden seguir tres horas más empapándose de su maravillosa energía, un tipo que jamás tranzó con el establishment y que sólo ha sido fiel a si mismo, ejerciendo el derecho a equivocarse y a cambiar de opinión. Dylan no pierde la fe en si mismo. Ni cuando fue abucheado en el histórico concierto en donde era aclamado como cantante country y a medio concierto sacó sendas guitarras eléctricas y se lanzó a hacer rock. No ambicionó más que ser impecable con él mismo. Un ejemplo de que quien no hace indulgencias. Su poética es impecable, su narrativa mejor. Dylan es casi el único músico que aguanta el ejercicio de leerlo a secas, sin música. Sus memorias le han valido la nominación informal al Nobel de Literatura.Todavía no se le suben los humos a la cabeza, tal vez sabe que la grandilocuencia la hacen los otros, los que tienen alguna tajada que sacar. Nosotros, yo en lo personal, agradecemos su lucidez, su música, su confrontación y sus letras.

En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.