jueves, junio 29, 2006

Vida Laboral

Los domingos soy una paloma con perdigones y patas en la tierra. Los lunes, en mi escritorio, recibo órdenes de trabajo. Ya se sabe para qué hace uno estas cosas y lo que antes se abría en una panorámica espléndida, ahora es un cubículo repleto de objetos arbitrarios. Me las arreglo para estar lo más cerca de una ventana posible. Cuesta trabajo. Cierro los ojos y pienso en mi jardín. Nada más que hacer.

En el trópico de la escasez, ningún negocio supera al viento.